lunes, noviembre 19, 2012

Correspondencia #2


París, 17 de noviembre de 1975


Querido Yamil, 

En respuesta a su carta y a su preocupación, he decidido mantenerlo al tanto, en cuanto a mi tratamiento se refiere. Por el aprecio y la confianza que le tengo no omitiré ningún detalle, ni sentimentalismo por más escandaloso o grotesco que parezca. 

Hace algunos días, por solicitud de Nabîl, mi amigo y consejero personal, ya conocerá usted sus caprichos, decidí ir donde su médico. Salimos de París, con bastante tiempo, eran casi las 8 de la mañana cuando emprendimos el viaje hacia Londres. He de confesarle, que estaba algo preocupado por el diagnostico, que aquel famoso doctor tendría reservado para mí. Me conozco lo suficiente y parte de mí, insiste en que más allá de ser un quebranto de salud, puede tratarse de algo peor.

Luego de varias horas de camino, llegamos Londres, caminamos un poco y tocamos en su consultorio. Ya nada me sorprende, así que para mí, no fue extraño el hecho de hallarnos frente a la puerta de un psiquiatra. Créame que si no le tuviese miedo a estar loco, o si no estuviera al corriente de mi situación, me hubiese molestado profundamente. 

Entré a la sala, en ella se encontraba una mujer de cabellos blancos y alborotados, también un joven de muy buen semblante. Antes de empezar a detallar sus comportamientos, el doctor entró y me llamo hacía una habitación. Más que un consultorio, parecía un estudio.

No podría describirle en una sóla carta cómo fue la consulta, pero he de decirle que por momentos creí extinguirme. Si en aquellos momentos me hubiese ahogado en sentimientos, lo haría sabiendo que ellos están  para recordarnos lo tontos que somos. Con el respeto que ambos nos merecemos, extrañe su compañía y la fortaleza que usted me inspira. 

Volveré cada vez que mi situación económica me lo permita, sabe usted que ya no dispongo de la fortuna de mi padre, así que sólo puedo contar con lo que los libros me dejen como ganancia. Mientras le escribo, aún tengo en mis manos la carta que recibí. La conservo, porque espero algún día poder entregársela personalmente y terminar de contarle lo que allí sucedió.

Ahora no puedo entrar en muchas consideraciones, deben estar esperando por mí en el comedor. Por hoy, esto será todo lo que le contaré.


Con afecto, 


Orian 


20 comentarios:

  1. Gracias por la visita, intenté encontrar la opción de seguidores pero no la veo.
    Te dejo un fuerte abrazo desde Uruguay!

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    1. Hola, ya la habilité :)
      Me estré pasando por tu blog, tu propuesta es muy interesante. Saludos

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  2. Abrir la puerta del gabinete de un psiquiatra es tentar al diablo.
    A veces no hay otra solución.

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    1. Tentar al diablo y a lo más oscuro que habitan en nosotros.
      Gracias por tu comentario.

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  3. Mucho realismo. Narrar en primera persona tiene ese resultado, pone al protagonista como narrador, haciéndolo parte de la historia. Me hacer recordar un libro de Vargas Llosa "cartas para un joven escritor".
    Gracias por tu vivista en el blog.

    Saludos.

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    1. Estaría mintiendo si no te dijera que para este texto; Wilde, Stoker, Rilke y Llosa han sido mi inspiración.

      Gracias por el comentario.

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  4. Gracias, Felipe, por dejar la huella de tus palabras en mi rincón, y darme la mano para venir hasta el tuyo, quiero descubrir tu manera de transmitir, por eso me quedo un ratito entre tus letras.

    Un beso.

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  5. Ya encontré la opción habilitada, me quedo para seguirte.
    Abrazos.

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  6. Tu visita a mi Blog me ha permitido conocer el tuyo, así que seguiré tus entregas, que por lo que he visto, prometen ser interesantes. Felicidades en este intento.
    Un abrazo desde España.

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  7. Tienes un abanico amplio de textos y eso no es fácil.
    Volveré, besos, gracias por tu vista.

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  8. Agradezco tu visita a mi sendero y te devuelvo la visita con gusto, más al descubrir que tus letras son muy buenas y tu espacio lleno de contenido.
    Por aquí me quedo siguiendo tus escritos.
    Un abrazo.

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  9. Hola Felipe. Interesante carta-relato, deja un cierto hermetismo la consulta. Claro que por tratarse de un psiquiatra convengamos que la mente sacó a relucir su intrincando y oscuro mundo.
    Dejo mi huella en seguidores para no olvidar el camino de regreso para seguirte leyendo.

    Un gran saludo desde Argentina.

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  10. Me resulta muy cuerdo y sensato como para repetir más consultas al psiquiatra. Es una carta diferente.

    Un saludo y gracias por tu visita y comentario.

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  11. Hay sensaciones, sentimientos, que se expresan mejor de viva voz. Las palabras no siempre les hacen justicia, o nosotros no las manejamos de la mejor forma.

    Siempre me pareció asombroso escribir ciertas cartas, quizá las sinceras sean las que más cuestan de salir.

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