miércoles, noviembre 07, 2012

James


Se acababa de despertar. Escuchó las llantas de los carros que transitaban por el pavimento mojado, se asusto especialmente por uno que paso muy cerca de la puerta del cuarto, guardo silencio y espero, se escucharon llaves y una puerta sonar. Pensó que había pasado todo. Se levanto como pudo, observo la cara de la prostituta; tenía los ojos cerrados y el labial corrido casi hasta su oreja izquierda. Ahora tenía que hallar una forma de salir de allí. 

Él mismo se hacía llamar james, era un hombre blanco, de tonalidad pálida, más bien como si fuera vegetariano o sufriese de una enfermedad hepática contagiosa, generalmente vestía ropa formal, dado que su profesión así lo requería, tenía alrededor de 50 años y la edad se le notaba en las entradas y en la calvicie. Era un fumador empedernido, tenía dientes amarillos por la cafeína y una sonrisa vacía y triste. Nunca supo explicar muy bien las clases magistrales para las cuales el director de una de las más prestigiosas universidades del país, le había contratado. 

Tenía movimientos bruscos y torpes, era más bien lento y se le dificultaba organizar sus ideas, pero cada vez que exponía algún tema terminada con una sonrisa fingida y poco encantadora. 



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