En
noches como las de hoy, siento como si mi juventud hubiese partido. Como si el
peso de mi nostalgia, pintara con polvo blanco mis cabellos, mi vida y mis
pensamientos.
Siento
pena por mí. Miro debajo de mi frazada, y solo escucho risas inocentes de
niños grandes. Levanto la mirada; sobre aquella frazada, viaja un naufrago
esperando a ser silenciado por la crueldad de las olas.
La salinidad, termina de resecar mis labios. Me siento
a descansar pero no puedo, el mar ahoga mi garganta y sumerge mi pecho en una
lenta y sobria pesadez. Al igual que mis ideas, mi respiración se hace ciega,
casi como un movimiento torpe en la oscuridad.
No conozco a nadie, no recuerdo sus nombres. Al igual
que el naufrago, muchos amigos han partido. Ella se ha ido con palabras que aún
no dije, con la ilusión de un amante que aún no recorre mi desnudez.
Tal como la juventud que sólo llega una vez, transcurren en la vida las oportunidades. Con las huellas del tiempo y los azares del mundo, pensar en las palabras guardadas, en los besos no robados o en las caricias coleccionadas para mi, resultaría ahora, insensato.
Si aquel naufrago se atreviese a preguntar por la edad de mi
corazón, arrugaría la frente y dejaría clara la ausencia de una brújula en
nuestro viaje.
Ciertamente, he querido volver al principio, caminar nuevamente descalzo, correr con el corazón en la mano y levantarme con la emoción, que producen aquellas molestas mariposas en el estomago, pero de aquello sólo queda un vago recuerdo.
Cuando me paro a pensar creo que envejecí en poco tiempo, que mis arrugas no estaban ahí ayer. Quizá no hice caso a lo más evidente, quizá me perdí en soliloquios sin mayor importancia…
ResponderEliminarCasualmente son los soliloquios sin sentido y algunas cargas despectivas las que hacen que anhelemos la juventud.
EliminarPasa el tiempo, como siempre, y nosotros también vamos en esa cuenta atrás, en una espera interminable.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz jueves.
Lastimosamente, nunca se detiene.
EliminarCaricias no entregadas, palabras no dichas, miradas perdidas.
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada.
Te agradezco tu visita a mi blog.
Me quedo viendo el tuyo.
Un beso.
No pudiste haberlo dicho mejor. Muchas gracias, saludos
EliminarAlgunas palabras dichas a tiempo quizás hubiese cambiado el rumbo de las cosas...pero quizás también regresen nuevamente las mariposas a revolotear por el estómago en otra ocasión!
ResponderEliminarMe encantó leerte, estoy muy agradecida por tu visita, abrazos miles!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarY siempre estará la curiosidad de saber qué hubiese pasado. Las mariposas en el estomago, son algo en lo que uno nunca deja de creer.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, saludos.
Que duro y largo es el camino de vivir.
ResponderEliminarSaludos.
... más largo aún, el de recordar.
EliminarHola!, mira, es bonito:
ResponderEliminar"No te duela si llueve
un día entre mis manos
y mi carne está humeda de palabras,
de mi voz a tu oído se abrirá un arcoíris,
un horizonte azul
del centro de mi sed hasta tus ojos". -Dolors Alberola-
¿Qué puedo decir con pocas palabras?,esperamos...,no podemos quitarnos de encima pensamientos que nos acosan sin tregua, sombras, adivinamos y vemos las sombras, son tantas cosas!...La luz está, también la palabra,¿no leemos muchas veces y tan repetitiva lo importante que es abrirse a la palabra y buscar la luz?, mientras no podemos impedir el vuelo rápido y el giro mágico de las mariposas...No quiero rendirme y quiero tener la oportunidad de sentir que las mariposas vuelvan a revolotear en mi estómago!
Me cuesta trabajo ser objetiva, así lo dejo.
Ha sido un placer conocer tu blog. Me gustan los comentarios que han dejado y me hubiera encantado responder dos de ellos.
Un cordial abrazo.-
Hola, gracias por tu comentario. En cuestiones como estas, es difícil ser objetivo.
EliminarSi quieres, puedes escribirlos y se los haré llegar, De nuevo gracias por tu interés, saludos.
Hay veces que así nos llega el agobio de la vida, la vivida y la no vivida.
ResponderEliminarIntenso sentir.
Saludos.
Agobio y una profunda nostalgia... Gracias por tu comentario.
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